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Categoría: Economía

¿Qué son las hipotecas subprime?

¿Qué son las hipotecas subprime?

Las hipotecas subprime —también llamadas hipotecas basura— se han convertido en un tema de actualidad y se les culpa del aumento del desempleo, de la desaceleración económica, de las quiebras bancarias y de la crisis. Pero… ¿qué son las tan manidas hipotecas subprime?

En la última década se vivió en los EE.UU. un ciclo económico muy favorable de gran crecimiento con grandes beneficios, por lo que los bancos estadounidenses tuvieron un excedente de efectivo. La Reserva Federal bajó la tasa de interés hasta niveles históricos favoreciendo la inversión y abaratando los créditos, lo que impulsó el sector de la construcción y el inmobiliario, pues los crecientes precios de la vivienda atraían capital y el más bajo coste de los créditos favorecía la compra de vivienda por parte de los particulares.

Las entidades financieras comenzaron a colocar su exceso de liquidez otorgando créditos hipotecarios a muy largo plazo y a muy bajo costo, pues la garantía del crédito (la propia vivienda) tenía un valor mayor cuanto más tiempo pasaba. Dentro de ese ciclo de bonanza económica y de esa espiral de aumento constante del valor de la garantía, las entidades financieras redujeron su rigor en los requisitos necesarios para la concesión de la hipoteca y empezaron a prestar dinero a clientes que no tenían la solvencia adecuada. Total, si no se pagaba la hipoteca, el embargo permitía recuperar la deuda.

Pero esta forma de actuar fue un error. Las condiciones cambiaron: la demanda de viviendas decreció y con ella los precios de las mismas. Y el sector de la construcción perdió atractivo para los inversores, por lo que el paro en el sector aumentó. También aumentó el precio del dinero en una espiral alcista, haciendo que la carga económica que suponían las hipotecas en las apretadas economías familiares aumentara sobremanera. Tanto que muchas familias no pudieron pagar sus cuotas.

De manera que ni embargando la vivienda se podía recuperar el dinero prestado, pues la vivienda ya tenía un valor menor que el del crédito. Pero no fue una hipoteca la que falló, sino muchísimas, pues muchísimas fueron la hipotecas subprime o de alto riesgo las concedidas. De manera que cada fallido suponía grandes pérdidas para la entidad. Muchas han quebrado y otras han sido adquiridas a precio de saldo por entidades más saneadas que han asumido su pérdidas. Incluso la Reserva Federal —en una decisión histórica y sin precedentes— acude al rescate de su sistema financiero con una cantidad estimada en cientos de miles de millones de dólares, con los que adquirir la «deuda mala» y atajar el problema de raíz.

Problema, por otro lado, creado agravado por un total liberalismo económico y la inexistencia de mecanismos de control de ningún tipo que frenaran la burbuja inmobiliaria.

Capitales de todo el mundo fueron atraídos con la promesa de grandes beneficios, y así fue hasta que el problema estalló. A partir de ese momento sus posiciones en bolsa y otras inversiones se vieron comprometidas y su valor disminuyó produciendo grandes pérdidas. Los bancos centrales europeos aumentaron también sus tipos de interés, encareciendo los créditos y afectando a la inversión. La crisis inmobiliaria alcanzó así a otros mercados europeos. Las entidades crediticias aumentaron sus recelos y restringieron sus hipotecas. La venta de viviendas continuó cayendo y el desempleo aumentando.

Y así estamos…

El cajero automático y el PIN

El cajero automático y el PIN

¡Qué gran invento! Poder disponer de nuestros dineritos a cualquier hora del día y en cualquier lugar, siempre que tengamos un cajero automático a mano.

John Adrian Shepherd-Barron (1925-2010) trabajó sobre el concepto de una máquina de autoservicio que dispensara papel moneda, cuando ocupaba el cargo de gerente en De La Rue Instruments en la década de los 60. Y con su invento simplificó la vida a millones de personas.

Acostumbraba a retirar fondos de su cuenta bancaria los sábados por la mañana, pero un día llegó unos minutos tarde al banco y lo encontró cerrado. Frustrado por ello pensó en un método que le permitiera acceder a su dinero cuando él quisiera y se le ocurrió relacionar su objetivo con las máquinas dispensadoras de dulces y chocolatinas.

El primer ATM (automatic teller machine o ‘cajero automático’) fabricado por su empresa, se instaló el 27 de junio de 1967 en Enfield (localidad situada al norte de Londres), en una sucursal del Barclays Bank.

No se utilizaron tarjetas plásticas en un principio, sino unos cheque especiales impregnados con un compuesto radiactivo de carbono 14, que era detectado y validado. Dadas las reticencias del público a operar con algo relacionado con la radiactividad, se sustituyeron los cheques por tarjetas plásticas y se utilizó un número para la validación.

En principio se pensó en un PIN (personal identification number o ‘número de identificación personal’) de seis dígitos, pero cambió de idea cuando su mujer le comentó que ella no era capaz de recordar más de cuatro dígitos.

Por si algún curioso se lo preguntaba, el PIN consta de cuatro cifras numéricas por conveniencia, no por limitación técnica.

Nota sabionda: Al respecto de los cheques, Shepherd-Barron aclaraba que la cantidad contaminante era tan exígua que para que hiciera algún daño al portador tendría que comerse unos 136.000 cheques.

Nota sabionda: Recibió la Orden del Imperio Británico en el año 2005 por ser el inventor del cajero automático. Aunque los estadounidenses consideran que el inventor fue Luther George Simjian, que en 1939 colocó en el City Bank of New York un expendedor de dinero en efectivo (que se retiró seis meses después por el poco interés que suscitó).

El billete de dos dólares

El billete de dos dólares

¿Billete de dos dólares? ¿Pero eso existe?

Pues sí, si pretenden pagarte con un billete de dos dólares no se trata de ninguna broma. El tal billete existe. Lo que ocurre es que circula muy poco y, por ello, es muy poco o nada conocido fuera de los USA (incluso lo es poco dentro).

¿Y por qué circula poco? ¿Y cómo es?

Pues circula poco porque la producción de esta denominación es bastante escasa. Solamente un 1% de todos los billetes que se fabrican en Estados Unidos corresponden a la denominación de dos dólares, debido posiblemente a la ocurrencia de diferentes errores de impresión.

La práctica ausencia de la circulación de este billete ha originado un desconocimiento general sobre el mismo y ha devenido un billete impopular, precisamente porque mucha gente cree que han sido retirados de la circulación y ya no poseen valor alguno.

Esa rareza ha hecho también que los poseedores los atesoren y que circulen historias y mitos, carentes de fundamento, que afirman que es un «billete de la suerte».

2 $ anverso
2 $ reverso

En cuanto a su aspecto, en el anverso aparece el retrato del 3er presidente de Estados Unidos, Thomas Jefferson (1801?1809), y en el reverso una reproducción de la obra La Declaración de Independencia de John Trumbull.

Nota sabionda: Pero no es ésta la única denominación, digamos, no habitual. Existen otros billetes que son auténticas rarezas y que fueron retirados de la circulación en 1969. El billete de 500 $ muestra el retrato de William McKinley, 25º presidente de los USA. El billete de 1.000 $ lleva el retrato del 24º presidente de los USA, Grover Cleveland. El billete de 5.000 $ con el retrato del cuarto presidente de los Estados Unidos de América, James Madison. El billete de 10.000 $, el mayor emitido para ser puesto en circulación entre el público, con el retrato del Secretario del Tesoro, Chase.
También está el billete de 100.000 $, que nunca fue puesto en circulación y que fue impreso como certificado de oro, como un dinero que el gobierno imprime para su uso exclusivo en determinados canales fiscales. El certificado de la imagen muestra la efigie del 28º presidente, Woodrow Wilson. Tan solo se imprimieron 42.000 de estos certificados y los únicos que se conservan no están a la venta. Los pocos certificados de 100.000 $ que se conservan están institucionalizados y pueden ser contemplados exclusivamente en museos

¿Por qué las huchas tienen forma de cerdito?

¿Por qué las huchas tienen forma de cerdito?

Bueno, las hay de múltiples formas, claro. Pero la hucha en forma de cerdito es un clásico.

Pero… ¿por qué es un clásico?

El motivo de la costumbre de hacer huchas con la forma de cerdo es que el cerdo es considerado un símbolo de abundancia y prosperidad, debido al total aprovechamiento del animal. Desde el morro hasta la cola, desde las orejas hasta las pezuñas.

Antes de la Revolución Industrial, las familias más pobres del continente europeo, acostumbraban a reservar un cerdo de la camada para venderlo en caso de necesidad económica. Un animal del que podían obtener un buen precio. Una garantía de futuro.

Y así, poco a poco, este concepto de ahorro cobró popularidad entre las familias campesinas.

Y de ahí que las primeras huchas cobrasen la forma de este animal como símbolo de ahorro. Una tradición que se ha mantenido hasta nuestros días.

Nota sabionda: El cerdo también se le llama ‘marrano’, un término que procede del árabe moharrana con el significado de ‘cosa prohibida’, y por ello se designaban así a la carne de cerdo, prohibida para los musulmanes.