Ratas: Maestros del Equilibrio y la Adaptación

Ratas: Maestros del Equilibrio y la Adaptación

Las ratas, esos pequeños roedores que a menudo se asocian con la suciedad y los desagües, tienen una historia fascinante y características sorprendentes. Estos animales son maestros en la adaptación y han logrado sobrevivir en una amplia variedad de entornos alrededor del mundo. En este artículo, exploraremos un dato curioso sobre las ratas: su asombrosa habilidad para mantener el equilibrio. Acompáñanos mientras descubrimos cómo estos roedores se han convertido en verdaderos acróbatas de la naturaleza.

El Equilibrio Inigualable de las Ratas

Si alguna vez has tenido la oportunidad de observar a una rata en movimiento, es probable que te hayas maravillado de su destreza y agilidad. Estos animales poseen una sorprendente capacidad para mantener el equilibrio, incluso en las situaciones más desafiantes. ¿Cuál es el secreto detrás de su habilidad acrobática?

Las ratas han evolucionado con características físicas y comportamentales que les permiten sobresalir en el arte del equilibrio. Sus colas largas y flexibles desempeñan un papel crucial en esta habilidad. La cola actúa como un contrapeso, permitiendo que la rata ajuste su centro de gravedad mientras se mueve por diversos terrenos. Además, las ratas tienen una excelente coordinación entre sus extremidades, lo que les permite escalar, saltar y correr con gran destreza.

Una curiosidad interesante es que las ratas pueden mantenerse en una sola pata durante períodos prolongados de tiempo sin perder el equilibrio. Esto se debe a su estructura ósea y muscular única. Sus patas traseras están diseñadas de tal manera que pueden soportar el peso del cuerpo mientras se equilibran sobre una sola pata. Esta capacidad es especialmente útil cuando las ratas se encuentran en superficies inestables o cuando necesitan alcanzar alimentos en lugares difíciles de acceder.

Adaptabilidad y Supervivencia

La increíble habilidad de las ratas para mantener el equilibrio no solo es un espectáculo impresionante, sino que también les brinda una ventaja en términos de adaptabilidad y supervivencia. Estos roedores pueden habitar una amplia variedad de entornos, desde áreas urbanas hasta zonas rurales, adaptándose rápidamente a los cambios en su hábitat.

Una de las razones principales detrás del éxito de las ratas como especie es su capacidad para colonizar espacios humanos. Pueden escalar paredes, saltar entre estructuras y deslizarse a través de aberturas pequeñas debido a su sorprendente equilibrio y flexibilidad. Esta habilidad les permite acceder a recursos alimentarios y refugios que otros animales no pueden alcanzar.

No solo eso, las ratas también son excelentes nadadoras. Pueden mantener el equilibrio incluso en el agua, lo que les permite sobrevivir en áreas con ríos, alcantarillas y otros cuerpos de agua. Su capacidad para adaptarse a diferentes tipos de hábitats es una de las razones por las que han logrado establecerse en prácticamente todos los continentes, excepto la Antártida.

Las ratas son criaturas verdaderamente asombrosas. Su habilidad sobresaliente para mantener el equilibrio, respaldada por sus largas colas y extremidades coordinadas, les ha permitido conquistar una amplia variedad de entornos en todo el mundo. Su adaptabilidad y destreza las han convertido en verdaderos maestros de la supervivencia.

Aunque las ratas pueden ser consideradas plagas en muchas áreas urbanas, comprender sus características únicas y apreciar sus habilidades notables nos permite verlas bajo una luz diferente. Estos pequeños acróbatas de la naturaleza son una prueba viviente de la maravillosa diversidad y capacidad de adaptación de la vida en nuestro planeta.

¿Por qué los perros se huelen el ano?

¿Por qué los perros se huelen el ano?

No falla. A la que un perro se acerca a otro, empiezan ambos a olerse el culo. ¡Qué guarros! ¿no?

Pues no, no es nada escatológico. Es la manera que tienen de presentarse y conocerse. De socializar, en definitiva.

¿Y cómo es eso?

Los perros tienen dos glándulas, llamadas sacos anales, una a cada lado del ano. Estas glándulas excretan unas sustancias químicas muy particulares y características para cada ejemplar y son las que los perros utilizan para obtener información.

Así, olfateando el ano, pueden reconocerse, saber el género, la edad aproximada, la dieta alimenticia, el estado de salud y hasta el estado emocional del animal olisqueado.

¿Y cuáles son esas sustancias tan especiales?

George Pretti, del Monell Chemical Sense Center en Filadelfia descubrió que el principal compuesto químico que interviene en ese proceso es una base nitrogenada llamada trimetilamina, acompañada de una serie de ácidos de cadena corta.

Pero no sólo se olfatean el ano, también se huelen los genitales y obtienen información adicional: si está en celo en caso de ser hembra, si ha orinado en algún lugar por el que él haya pasado, si reconoce la orina como marcas de territorio, datos adicionales sobre la salud…

Mucho ¿no? Pues para eso los perros tienen un excepcional sentido del olfato.

Se calcula que el perro tiene entre 200 y 300 millones de receptores olfativos frente a los 5 millones del hombre y una superficie olfatoria de unos 200 cm2 frente a los 3 cm2 del hombre, lo que supone una sensibilidad olfativa de 10.000 a 100.000 veces mayor que el de los humanos.

Nota sabionda: La trimetilamina es un producto de descomposición de animales y plantas. Es la principal sustancia responsable del olor desagradable asociado al pescado descompuesto, a algunas infecciones y al mal aliento

¿Qué son las hipotecas subprime?

¿Qué son las hipotecas subprime?

Las hipotecas subprime —también llamadas hipotecas basura— se han convertido en un tema de actualidad y se les culpa del aumento del desempleo, de la desaceleración económica, de las quiebras bancarias y de la crisis. Pero… ¿qué son las tan manidas hipotecas subprime?

En la última década se vivió en los EE.UU. un ciclo económico muy favorable de gran crecimiento con grandes beneficios, por lo que los bancos estadounidenses tuvieron un excedente de efectivo. La Reserva Federal bajó la tasa de interés hasta niveles históricos favoreciendo la inversión y abaratando los créditos, lo que impulsó el sector de la construcción y el inmobiliario, pues los crecientes precios de la vivienda atraían capital y el más bajo coste de los créditos favorecía la compra de vivienda por parte de los particulares.

Las entidades financieras comenzaron a colocar su exceso de liquidez otorgando créditos hipotecarios a muy largo plazo y a muy bajo costo, pues la garantía del crédito (la propia vivienda) tenía un valor mayor cuanto más tiempo pasaba. Dentro de ese ciclo de bonanza económica y de esa espiral de aumento constante del valor de la garantía, las entidades financieras redujeron su rigor en los requisitos necesarios para la concesión de la hipoteca y empezaron a prestar dinero a clientes que no tenían la solvencia adecuada. Total, si no se pagaba la hipoteca, el embargo permitía recuperar la deuda.

Pero esta forma de actuar fue un error. Las condiciones cambiaron: la demanda de viviendas decreció y con ella los precios de las mismas. Y el sector de la construcción perdió atractivo para los inversores, por lo que el paro en el sector aumentó. También aumentó el precio del dinero en una espiral alcista, haciendo que la carga económica que suponían las hipotecas en las apretadas economías familiares aumentara sobremanera. Tanto que muchas familias no pudieron pagar sus cuotas.

De manera que ni embargando la vivienda se podía recuperar el dinero prestado, pues la vivienda ya tenía un valor menor que el del crédito. Pero no fue una hipoteca la que falló, sino muchísimas, pues muchísimas fueron la hipotecas subprime o de alto riesgo las concedidas. De manera que cada fallido suponía grandes pérdidas para la entidad. Muchas han quebrado y otras han sido adquiridas a precio de saldo por entidades más saneadas que han asumido su pérdidas. Incluso la Reserva Federal —en una decisión histórica y sin precedentes— acude al rescate de su sistema financiero con una cantidad estimada en cientos de miles de millones de dólares, con los que adquirir la «deuda mala» y atajar el problema de raíz.

Problema, por otro lado, creado agravado por un total liberalismo económico y la inexistencia de mecanismos de control de ningún tipo que frenaran la burbuja inmobiliaria.

Capitales de todo el mundo fueron atraídos con la promesa de grandes beneficios, y así fue hasta que el problema estalló. A partir de ese momento sus posiciones en bolsa y otras inversiones se vieron comprometidas y su valor disminuyó produciendo grandes pérdidas. Los bancos centrales europeos aumentaron también sus tipos de interés, encareciendo los créditos y afectando a la inversión. La crisis inmobiliaria alcanzó así a otros mercados europeos. Las entidades crediticias aumentaron sus recelos y restringieron sus hipotecas. La venta de viviendas continuó cayendo y el desempleo aumentando.

Y así estamos…

¿Por qué la temperatura corporal es de 36,7 grados?

¿Por qué la temperatura corporal es de 36,7 grados?

De hecho la temperatura corporal oscila entre los 36,5ºC y los 36,7ºC.

¿Y por qué? ¿Por qué esa temperatura y no otra?

Mantener una temperatura constante es un mecanismo adaptativo y los animales que lo hacen reciben el nombre de animales homeotermos o de sangre caliente. La evolución los llevó por ese camino al tratarse de una ventaja adaptativa que el funcionamiento del organismo no dependiera tanto de la temperatura ambiente para su interacción con el entorno. Así la actividad corporal se mantiene sin importar si hace frío o calor o si es invierno o verano. Las aves y los mamíferos (entre los que nos encontramos) son homeotermos.

Otros animales siguieron un camino evolutivo diferente y se mantuvieron sin una temperatura corporal constante. Estos animales reciben el nombre de animales poiquilotermos o de sangre fría. Así la actividad corporal depende de la temperatura del entorno. Los peces, anfibios y reptiles son poiquilotermos.

El calor de nuestros cuerpos se obtiene de los alimentos que ingerimos. La energía que obtenemos de su metabolización también nos sirve, entre otras muchas cosas, para mantener los mecanismos termorreguladores de nuestro organismo, mecanismos gestionados por el hipotálamo.

Y una elevada temperatura corporal nos protege de virus, bacterias y hongos. Así que, a más calor menos infecciones.

Entonces una temperatura mayor nos mantendría más a salvo ¿no? Así es, pero el consumo de energía sería mucho mayor, algo excesivo para nuestro organismo que gastaría demasiado en producir calor y sería necesario pasar mucho más tiempo comiendo y obteniendo energía, y eso no es sostenible.

Así resulta que esos aproximadamente 36,7ºC son la temperatura más eficiente: nos mantienen lo más protegidos posibles frente a infecciones con el menor consumo de energía posible. De eso se trata, de optimizar.

Nota sabionda: El hipotálamo puede hacer subir la temperatura corporal frente a ciertos estímulos, como por ejemplo la presencia de una infección. Es lo que se conoce como fiebre. En tal situación, el aumento de temperatura contribuye a luchar contra la infección, a aumentar la eficiencia de los glóbulos blancos y a provocar la necesidad de reposo que permite ahorrar energía.

También puede hacer disminuir la temperatura corporal para evitar la pérdida de calor en un entorno excesivamente frío. Se constriñen los vasos sanguíneos para paliar la pérdida de calor por irradiación de los capilares más superficiales de la piel, se siente la necesidad de frotar manos y brazos para generar calor muscular con la fricción. Incluso tiritamos para generar calor

¿Por qué duele tanto si te cortas con una hoja de papel?

¿Por qué duele tanto si te cortas con una hoja de papel?

¡A que te ha pasado! Estás tranquilamente manipulando unos documentos, unos apuntes, unos folios y… de repente y sin saber cómo te haces un corte en un dedo con el filo del papel.

¡Y cómo duele! Muchísimo. Para lo que es, digo. No te has dado un hachazo, no te has seccionado el dedo con una sierra… ¡Te has rozado con una hoja de papel!

¿Y por qué duele tanto?

Vayamos por partes. Primero veamos el dedo y luego el papel.

En los dedos, y más concretamente en la yema de éstos, hay un gran número de terminaciones nerviosas y de receptores del dolor. Junto con el rostro y los genitales, es la parte de nuestra anatomía con mayor concentración de éstos.

En el caso de los dedos es debido a que utilizamos nuestras manos para manipular objetos e interactuar con nuestro entorno. Así que una mayor sensibilidad nos es muy útil, y al dolor también, ya que hace que nos apercibamos de situaciones potencialmente peligrosas.

Y respecto al papel, aunque parezca algo totalmente inofensivo, no lo parecerá tanto si observamos el borde con una potente lupa o con un microscopio. Lo que a simple vista parece un filo lineal como j de una cuchilla, en realidad es un filo desigual y dentado, más parecido al de una sierra.

Por ello, cuando la hoja rasga la piel no realiza un corte limpio, sino que desgarra la piel y la carne de manera irregular, provocando un mayor dolor. Además los cortes son lo suficientemente profundos como para alcanzar os receptores del dolor de la capa superficial de la piel, pero no lo suficiente como para causar un gran sangrado. Lo que impide que esta coagule lo suficiente como para proteger la herida y comenzar la curación. En cambio las terminaciones nerviosas siguen quedando expuestas al exterior y cada roce sigue enviando respuestas dolorosas al cerebro.

Nota sabionda: Estos receptores sensoriales que responden a las lesiones con estímulos dolorosos reciben el nombre de nociceptores. Y el proceso que consiste en la emisión de señales de dolor al cerebro y a la médula espinal, nocicepción