¿Por qué los perros se huelen el ano?
No falla. A la que un perro se acerca a otro, empiezan ambos a olerse el culo. ¡Qué guarros! ¿no?
Pues no, no es nada escatológico. Es la manera que tienen de presentarse y conocerse. De socializar, en definitiva.
¿Y cómo es eso?
Los perros tienen dos glándulas, llamadas sacos anales, una a cada lado del ano. Estas glándulas excretan unas sustancias químicas muy particulares y características para cada ejemplar y son las que los perros utilizan para obtener información.
Así, olfateando el ano, pueden reconocerse, saber el género, la edad aproximada, la dieta alimenticia, el estado de salud y hasta el estado emocional del animal olisqueado.
¿Y cuáles son esas sustancias tan especiales?
George Pretti, del Monell Chemical Sense Center en Filadelfia descubrió que el principal compuesto químico que interviene en ese proceso es una base nitrogenada llamada trimetilamina, acompañada de una serie de ácidos de cadena corta.
Pero no sólo se olfatean el ano, también se huelen los genitales y obtienen información adicional: si está en celo en caso de ser hembra, si ha orinado en algún lugar por el que él haya pasado, si reconoce la orina como marcas de territorio, datos adicionales sobre la salud…
Mucho ¿no? Pues para eso los perros tienen un excepcional sentido del olfato.
Se calcula que el perro tiene entre 200 y 300 millones de receptores olfativos frente a los 5 millones del hombre y una superficie olfatoria de unos 200 cm2 frente a los 3 cm2 del hombre, lo que supone una sensibilidad olfativa de 10.000 a 100.000 veces mayor que el de los humanos.
Nota sabionda: La trimetilamina es un producto de descomposición de animales y plantas. Es la principal sustancia responsable del olor desagradable asociado al pescado descompuesto, a algunas infecciones y al mal aliento