¿Por qué duele tanto si te cortas con una hoja de papel?
¡A que te ha pasado! Estás tranquilamente manipulando unos documentos, unos apuntes, unos folios y… de repente y sin saber cómo te haces un corte en un dedo con el filo del papel.
¡Y cómo duele! Muchísimo. Para lo que es, digo. No te has dado un hachazo, no te has seccionado el dedo con una sierra… ¡Te has rozado con una hoja de papel!
¿Y por qué duele tanto?
Vayamos por partes. Primero veamos el dedo y luego el papel.
En los dedos, y más concretamente en la yema de éstos, hay un gran número de terminaciones nerviosas y de receptores del dolor. Junto con el rostro y los genitales, es la parte de nuestra anatomía con mayor concentración de éstos.
En el caso de los dedos es debido a que utilizamos nuestras manos para manipular objetos e interactuar con nuestro entorno. Así que una mayor sensibilidad nos es muy útil, y al dolor también, ya que hace que nos apercibamos de situaciones potencialmente peligrosas.
Y respecto al papel, aunque parezca algo totalmente inofensivo, no lo parecerá tanto si observamos el borde con una potente lupa o con un microscopio. Lo que a simple vista parece un filo lineal como j de una cuchilla, en realidad es un filo desigual y dentado, más parecido al de una sierra.
Por ello, cuando la hoja rasga la piel no realiza un corte limpio, sino que desgarra la piel y la carne de manera irregular, provocando un mayor dolor. Además los cortes son lo suficientemente profundos como para alcanzar os receptores del dolor de la capa superficial de la piel, pero no lo suficiente como para causar un gran sangrado. Lo que impide que esta coagule lo suficiente como para proteger la herida y comenzar la curación. En cambio las terminaciones nerviosas siguen quedando expuestas al exterior y cada roce sigue enviando respuestas dolorosas al cerebro.
Nota sabionda: Estos receptores sensoriales que responden a las lesiones con estímulos dolorosos reciben el nombre de nociceptores. Y el proceso que consiste en la emisión de señales de dolor al cerebro y a la médula espinal, nocicepción